Hablar en público puede ser un reto para algunas personas, y no solo por lo acostumbradas que estén a comunicar ideas con fluidez, sino también por factores fisiológicos menos controlables, como la hidratación bucal. La sequedad en la boca hace más complicado articular las palabras con claridad. Además, cuando esta condición se vuelve recurrente, puede afectar negativamente a la salud bucodental a largo plazo.
La importancia de una boca bien hidratada
La saliva es la razón por la que la boca se mantiene húmeda y hace que sea cómodo masticar y tragar los alimentos. Además, presenta propiedades antibacterianas con las que previene las infecciones orales. Esto se debe a que la saliva regula el pH bucal, manteniendo un nivel apropiado de acidez que evita el crecimiento de bacterias patógenas responsables de la aparición de caries o enfermedades en las encías.
Si el cuerpo produce menos saliva, enseguida se percibe una sensación incómoda de sequedad o pegajosidad en la boca, acompañada probablemente de otros síntomas como dificultad para masticar o tragar, halitosis, problemas de pronunciación, labios agrietados, llagas bucales o un mayor riesgo de desarrollar complicaciones bucodentales. La xerostomía, o boca seca, es una condición bastante común y puede aparecer por nervios o estrés, aunque hay tratamientos disponibles.
Factores externos que afectan a la humedad de la boca
Ambientes secos
El ambiente en las salas de conferencias o reuniones con aire acondicionado o calefacción suele ser más seco. En estas condiciones la producción de saliva puede verse alterada y el cuerpo no llega a producir suficiente para mantener la boca hidratada. Si a esto le sumamos hablar en público durante un tiempo prolongado, el proceso se acelera. Hablar requiere más saliva para lubricar las cuerdas vocales y facilitar los movimientos necesarios para articular.
Medicamentos
Ciertos medicamentos, como los prescritos para la hipertensión, depresión o disfunciones de la vejiga, pueden reducir tu producción de saliva como efecto secundario. También suele ser frecuente en pacientes con diabetes, VIH o síndrome de Sjögren, así como en aquellos que reciben tratamientos de radioterapia o quimioterapia, ya que pueden verse afectadas las glándulas salivales. En estos casos, lo más recomendable es recurrir a productos específicos para hidratar la boca.
Alimentos y bebidas
Las comidas picantes, muy saladas o ácidas pueden inflamar o irritar las glándulas salivales, limitando su capacidad para producir saliva. Además, algunas bebidas, como el café o el alcohol, tienen un efecto deshidratante que también puede causar molestias en las cuerdas vocales. Es recomendable moderar el consumo de estos alimentos y bebidas, sustituyéndolos por otros más suaves y no irritantes.
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Cómo evitar la boca seca al hablar en público
Beber agua con frecuencia
Lo más importante para mantener una boca hidratada es beber suficiente agua durante el día. La cantidad de agua puede variar dependiendo de factores como la actividad física, la dieta y el clima, aunque suele ser de al menos dos litros al día. Es ideal llevar siempre una botella y aprovechar momentos durante el discurso o presentación para hacer una pausa y dar un sorbo. Así, evitamos que la voz se quiebre y podrá hacerse un pequeño descanso.
Cuidar la alimentación
Si se tiene planeado hablar por mucho tiempo, es mejor prestar atención a lo que se consume antes y durante la presentación. No deben tomarse bebidas que deshidraten, y debe reservarse el café para después. Puede optarse por infusiones de hierbas, como la manzanilla o el té de menta, zumos naturales ricos en vitamina C y piezas de fruta, como la sandía o la naranja, para mantener la boca húmeda y favorecer la producción de saliva.
Masticar chicles sin azúcar
La estimulación mecánica de masticar un chicle sin azúcar antes de empezar la presentación puede ayudar a producir más saliva y a refrescar el aliento. Sin embargo, no se debe abusar de los chicles, ya que masticar en exceso puede generar tensión en la mandíbula. También se pueden tomar caramelos con xilitol, un edulcorante natural que previene la formación de caries, por lo que aporta más beneficios para la salud dental que los azúcares convencionales.
Hábitos para mantener la hidratación bucal a largo plazo
Además de beber agua con frecuencia, es posible mantener la boca hidratada adoptando ciertos hábitos de higiene, como cepillar los dientes al menos dos veces al día y usar enjuague bucal sin alcohol. Los enjuagues que contienen alcohol tienden a deshidratar la mucosa oral.
Nuestra línea KIN HIDRAT está pensada para proteger la mucosa bucal, mantener el equilibrio de la saliva y proporcionar una sensación de frescura a largo plazo. Recuerda visitar al dentista con regularidad, al menos cada 4 o 6 meses, para que pueda hacer un seguimiento y detectar a tiempo complicaciones relacionadas con la sequedad bucal u otros aspectos de salud oral.
También es importante llevar una dieta equilibrada que incluya suficientes líquidos y alimentos ricos en vitaminas y minerales, como frutas y verduras con alto contenido en agua y fibra, con los que estimular y equilibrar la producción de saliva. Reducir los azúcares para no favorecer el crecimiento de bacterias o empeorar problemas bucodentales existentes.
Se puede usar un humidificador por la noche, sobre todo durante el invierno cuando el aire tiende a ser más seco, así se mantiene la humedad en el ambiente.
Por otra parte, hay que tener en cuenta que fumar deshidrata la boca, además de aumentar el riesgo de infecciones y enfermedades de las encías. Dejar este mal hábito ayudará tanto a cuidar de la salud bucal como de la salud general.
Aunque la sequedad bucal puede ser puntual, es mejor tomar medidas lo antes posible siguiendo los consejos de los profesionales y usando productos de higiene bucal que cuiden de tu salud oral.