Afecciones bucodentales

Maloclusión

La maloclusión dental es aquella afección en la que los dientes del maxilar superior no están perfectamente alineados con los dientes del maxilar inferior.

En otras palabras, la maloclusión dental se refiere a la relación anormal entre los dientes del maxilar superior y del inferior.

En condiciones normales, los arcos dentales están en una relación tan perfecta y equilibrada que permiten una masticación y deglución adecuadas. En cambio, la maloclusión dental se produce cuando no existe esta relación ideal entre ambos arcos.

En estas condiciones, la maloclusión dental puede causar problemas en otras partes del cuerpo. Por ejemplo, además de los trastornos masticatorios y fonéticos, puede provocar un mayor riesgo de:

  • Dolor de cuello.
  • Dolor de espalda.
  • Acúfenos (zumbidos en los oídos).

Los síntomas dependen de la gravedad de la afección. Las maloclusiones que dependen de hábitos parafuncionales pueden tratarse con aparatos de ortodoncia móviles o fijos, mientras que las maloclusiones más complejas requieren un tratamiento de ortodoncia correctiva.

En concreto, se pueden reconocer las tres categorías siguientes:

  • Clase I: se refiere a la oclusión normal entre los dientes superiores e inferiores. Los incisivos superiores sobresalen ligeramente del arco dental inferior. A pesar de no producirse ninguna disfunción al morder, pueden existir otros problemas relacionados con la alineación dental como apiñamiento, diastemas o malposiciones de uno o varios dientes.
  • Clase II (retrognatia mandibular): la arcada superior se superpone en gran medida a la inferior. Esto puede ser debido a un crecimiento insuficiente de la mandíbula o un maxilar superior desarrollado en exceso. Suele existir apiñamiento dental ya que es muy probable que, junto con la maloclusión, exista también una posición anormal de los dientes y de los espacios entre ellos.
  • Clase III (prognatismo mandibular): se produce cuando los dientes del arco mandibular están adelantados respecto al arco del maxilar superior y, por tanto, no hay alineación de los dientes. Esta condición de maloclusión puede dar lugar a importantes trastornos estéticos y funcionales. La intervención de un odontólogo y una ortodoncia es absolutamente imprescindible.

La maloclusión no siempre es percibida por el individuo, en los casos de las oclusiones Clase I, a menudo no se producen alteraciones significativas. Es poco frecuente acudir al dentista por este motivo y es más probable que lo comunique el médico durante las revisiones.

Las causas de la maloclusión

Los elementos de cada arco dental están en estrecho contacto entre sí y las superficies bucales de los dientes superiores son externas a las de los dientes inferiores. De este modo, durante la masticación, los labios y las mejillas están alejados de la superficie de masticación de los dientes y, por lo tanto, no están cerca a la mordida.

En el lado interno, el arco formado por los dientes inferiores es más estrecho que el de los superiores; por esta razón, el riesgo de lesión de la lengua durante la masticación es bastante bajo.

El equilibrio entre los dientes de manera individual y entre el arco superior e inferior en su conjunto es fundamental para el funcionamiento adecuado tanto de la masticación como de la fonética.

Aunque la maloclusión dental en ocasiones suele ser hereditaria, en algunos casos puede estar relacionada con otros factores:

  • Hábitos parafuncionales: ciertos comportamientos que se establecen en la infancia, como chuparse el dedo, uso prolongado de chupetes y biberones y la protrusión lingual, pueden estar asociados a la aparición de maloclusiones.
  • Otras condiciones patológicas: bruxismo, procedimientos dentales incorrectamente realizados donde se pierde el punto de contacto entre las superficies dentales, ausencia de uno o más elementos dentales, pérdida temprana de los dientes de leche, fractura de la mandíbula a una edad temprana, tumores de la cavidad oral.
  • Patologías sistémicas: en algunos casos, poco frecuentes, la artritis reumatoide puede estar asociada a maloclusiones.

Síntomas de la maloclusión

Los síntomas por maloclusión son específicos y dependen en gran parte de su tipología. Estos síntomas pueden ser:

  • Trastornos de carácter estético: cuando se trata de niños en el inicio de su desarrollo es un problema que no hay que subestimar. Las repercusiones sociales pueden ser a veces bastante problemáticas, de ahí la importancia de tratar este tipo de afecciones lo antes posible.
  • Dolores de cabeza.
  • Mayor riesgo de desarrollar enfermedades dentales: la maloclusión afecta a toda la cavidad bucal, lo que provoca complicaciones como:
    • Caries dental
    • Enfermedad periodontal, por acumulación de sarro.
  • Trastornos de la masticación.
  • Trastornos de la fonación: alteración de la pronunciación de ciertas letras como:
    • la S (sigmatismo).
    • la R (rotacismo).

Tratamiento de la maloclusión

Como se ha mencionado, las maloclusiones dentales no siempre requieren una intervención, ya que algunas de sus variantes no provocan ningún síntoma digno de importancia terapéutica.

En cambio, en maloclusiones complejas se requiere una intervención más específica:

  • Las maloclusiones dentales moderadas o poco frecuentes pueden corregirse según varios enfoques:
    • Intervención ortodóntica: instalación de aparatos de ortodoncia fijos o removibles para tratar el apiñamiento de los dientes.
    • Extracciones dentales: cuando el apiñamiento de dientes se debe a la presencia de uno o varios dientes sin espacio dentro del maxilar (superior o inferior) que empujan al resto de dientes presentes. En estos casos y tras el estudio correspondiente, es necesario proceder a la extracción.
  • Corrección de hábitos parafuncionales:
    • Férulas para corregir el bruxismo (una posible causa de maloclusión dental).
    • Uso de aparatos especiales para guiar y facilitar las fuerzas masticatorias.
    • Evitar chuparse el dedo y beber con biberón (para niños pequeños con maloclusiones dentales o predispuestos a ellas).
  • Maloclusiones dentales congénitas: suelen requerir un tratamiento quirúrgico, ya que la alteración de la mordida es especialmente avanzada, y causa problemas de salud al paciente. Se debe considerar el tipo de intervención quirúrgica dependiendo de la maloclusión que tenga el paciente.

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Prevención de la maloclusión

La prevención de la maloclusión comienza con la intervención temprana y corrección de los diferentes hábitos parafuncionales, por parte del pediatra y el odontólogo, como pueden ser: chuparse el dedo o el uso de chupete, la deglución atípica, la onicofagia (morderse las uñas), la succión de los labios, etc. y la alteración del aparato esquelético que puede ser de naturaleza genética.

Para la corrección de estos hábitos, es importante la intervención a tiempo para resolver el problema, con ayudas mecánicas que impidan al niño prolongar el hábito, o, más útil, la reeducación conductual, pudiendo incluso recurrir al apoyo psicológico, siendo necesaria la colaboración del niño.

La prevención de las maloclusiones, por lo tanto, se basa en un cuidadoso examen extraoral e intraoral. Este último nos permitirá evaluar la correcta higiene bucal, la presencia de posibles lesiones de los tejidos blandos, la simetría de los arcos dentales, la presencia o ausencia de piezas dentales y su correcta posición además del tipo de oclusión dental, que define la relación entre los molares superiores e inferiores y la relación entre los incisivos.

Más información y referencias

Guía de salud bucodental
Guía de ayuda

Guía de salud bucodental

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Preguntas frecuentes

Para saber si uno tiene un problema de maloclusión la única manera es hacer un examen dental.

Depende del grado y la gravedad de la maloclusión que tenga. El dentista indicará las mejores opciones para su intervención.

Una maloclusión dental no tratada puede provocar una serie de molestias en el paciente, como problemas de masticación, problemas vocales e incluso problemas estéticos, cuando existe una asimetría evidente de la cara. La maloclusión dental también puede aumentar el riesgo de caries o enfermedad periodontal.



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