¿Quieres formar parte de la Familia KIN?

Descubre contenidos, promociones y sorteos pensados especialmente para ti.

Conoce la Familia KIN
Diagnóstico precoz de lesiones orales potencialmente malignas: claves clínicas
En el blog Diagnóstico precoz de lesiones orales potencialmente malignas: claves clínicas
Guía de salud bucodental
Guías de ayuda Guía de salud bucodental Una correcta salud bucodental asegura una mayor calidad de vida y una mejor conservación de las piezas dentales. En esta guía de lectura te damos algunas pistas para conocer los consejos y recomendaciones de los especialistas, así como los principales problemas derivados de los malos hábitos alimenticios y en la limpieza y cuidado de la boca.  Consultar
Aftas
Patologías Aftas A diferencia del herpes labial, las aftas no se forman en la superficie de los labios ni son contagiosas.  Las úlceras bucales son generalmente molestas y pueden causar dolor, dificultando la alimentación o el habla.  Rara vez son un signo de una enfermedad importante. En el caso de úlceras extensas o muy dolorosas o que tienden a no curarse, es necesario consultar al médico de familia o al dentista. 

¿Qué son las aftas bucales?

Las aftas representan la expresión clínica de la estomatitis aftosa recurrente, que es la patología ulcerosa más frecuente dentro de la cavidad oral. Se presenta como una lesión ovalada, blanquecina y de tamaño variable: las hay de menos de un centímetro de diámetro, también llamadas, aftas menores, y de más de un centímetro o aftas mayores. También hay aftas herpetiformes, que aparecen como racimos de ulceraciones puntiformes.  Los lugares de la mucosa oral que se ven afectados con mayor frecuencia son los constituidos por tejido no queratinizado, es decir, los labios, las mejillas, los pliegues de la mucosa, los márgenes y la superficie inferior de la lengua, el suelo de la boca, el paladar blando y los pilares amigdalinos. Su presencia en el interior de la boca la distingue de la queilitis angular, ubicada en el ángulo exterior de los labios. 

Causas

Aunque las causas de este trastorno aún no están del todo claras, puede existir más de un factor subyacente a la infección, identificándose factores desencadenantes que favorecen la aparición de la inflamación: la genética, el estrés, las deficiencias nutricionales, los agentes microbiológicos (entre los que predominan los estreptococos orales), los factores inmunitarios, las alteraciones endocrinas, los trastornos del sistema nervioso autónomo, las enfermedades psíquicas y los traumatismos locales, agudos o crónicos (como mordeduras, erosiones por cepillado de dientes, etc.) desempeñan un papel importante.   Entre otros factores desencadenantes se encuentran: 
  • Contacto con objetos sucios y animales domésticos. 
  • Pequeños traumatismos de la boca, como morderse accidentalmente la mejilla, el uso vigoroso del cepillo de dientes, la comida ácida o picante. 
  • Desequilibrios hormonales. 
  • La menstruación. 
  • Dieta baja en vitamina B12, zinc, ácido fólico (folato) y hierro. 
  • Infección por Helicobacter pylori. 
  • Enfermedad inflamatoria intestinal crónica (por ejemplo, enfermedad celíaca, enfermedad de Crohn, colitis ulcerosa). 
  • Síndromes de inmunodeficiencia y fármacos inmunosupresores. 
 

Síntomas

En la mayoría de los casos, las úlceras individuales duran entre 7 y 10 días, y aparecen entre 3 y 6 veces al año.  Aunque la mayoría se desarrolla en las superficies epiteliales sin queratina de la boca las formas más graves y menos comunes también pueden afectar a las superficies queratinizadas como el paladar duro o el área de la encía más próxima a los dientes, entre otras.  Las aftas suelen aparecer como llagas rojas y dolorosas que pueden llegar a medir 2,5 centímetros, aunque la mayoría son mucho más pequeñas. A veces, la zona de la mucosa empieza a sentir un cosquilleo o se inflama antes de que aparezca el afta propiamente dicha, apareciendo la ulceración en unas 24 horas.  Las aftas abiertas pueden mostrar una capa blanca o amarilla, así como un "halo" que las rodea. En la mayoría de los casos aparecen solas, pero no es raro encontrarlas en pequeños grupos.  Los síntomas van desde una leve molestia hasta un dolor que interfiere con la ingesta de alimentos y líquidos.  Habitualmente, no hay síntomas sistémicos, es decir, que afecten a todo el organismo. Solo en algunos casos las formas graves pueden ser tan debilitantes que incluso provocan pérdida de peso debido a la desnutrición inducida por las dificultades para comer normalmente. 

Tratamiento

El trastorno suele desaparecer espontáneamente sin necesidad de tratamiento, pero hay algunas sugerencias que pueden ayudar: 
  1. Una higiene bucal regular y escrupulosa parece ser útil para prevenir la sobreinfección microbiana. 
  2. Evitar los alimentos picantes que pueden causar ardor y retrasar la curación. 
A veces, las molestias asociadas a la presencia de las aftas hacen necesario el uso de productos apropiados. Las úlceras bucales pueden tratarse fácilmente con productos farmacéuticos de venta libre, preferiblemente recomendados por el médico o el farmacéutico. Para una aplicación local de este tipo de productos, habitualmente en forma de gel, es recomendable secar primero la zona con una gasa. A continuación, aplicar una pequeña cantidad de producto con la ayuda de un bastoncillo de algodón, teniendo cuidado de no volver a utilizarlo para aplicar más producto después de tocar la úlcera bucal.  Por último, evitar comer o beber durante al menos 30 minutos para que el producto no sea arrastrado inmediatamente y tenga tiempo de actuar. 

Prevención de las aftas

No siempre es posible prevenir las aftas y la estomatitis, ya que suelen estar causadas por factores que escapan a nuestro control (y que a menudo desconocemos). Sin embargo, podemos indicar algunas pequeñas precauciones que pueden reducir la frecuencia de aparición del problema en aquellas personas con predisposición a la aparición de aftas: 
  • Evitar los alimentos picantes si sospechamos que pueden aumentar la posibilidad de nuevos episodios.  
  • Evitar los alimentos excesivamente duros y potencialmente punzantes (por ejemplo, patatas fritas y cacahuetes) para prevenir la aparición de laceraciones en las encías. 
  • Evitar masticar chicle. 
  • Utilizar únicamente cepillos de dientes con cerdas suaves para no irritar las encías; también es importante que sean del tamaño adecuado y no demasiado grandes. 
  • Reducir el estrés y la ansiedad. 
  • Llevar una dieta variada y completa para evitar el riesgo de carencias de vitaminas y otros nutrientes. 
[cta_familia type="contenidos"]

Kin en números

9

Patentes

Nacionales e internacionales

+60

Países

En los que los productos KIN están presentes

+35

Líneas

De productos bucodentales

-225

Toneladas de CO2

Anuales ahorradas, gracias a la digitalización y reducción de desplazamientos