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La alveolitis es una de las inflamaciones más comunes que pueden afectar la boca y, en particular, a la cavidad ósea donde se encuentran las raíces, llamada alvéolo.
Se trata, en la mayoría de los casos, de una patología inflamatoria que aparece tras una extracción dental (la alveolitis tras la extracción de una muela del juicio es muy frecuente), especialmente si la coagulación sanguínea normal en la zona del diente extraído está alterada.
Es una enfermedad poco frecuente, con una incidencia que oscila entre el 1 y el 4% y que alcanza su punto máximo cuando el diente afectado es el tercer molar, la comúnmente llamada muela del juicio.
La alveolitis dental es un proceso inflamatorio que se desarrolla en el alveolo de un diente extraído, especialmente si la coagulación normal de la sangre en la cavidad que queda tras la extracción es disfuncional.
El hueso alveolar sostiene y rodea la raíz del diente, o las raíces, si el diente tiene varias raíces, con la interposición del ligamento periodontal. Tras la extracción del diente, el alveolo entra en comunicación directa con la cavidad oral.
Tras la extracción de un diente, el alveolo, o cavidad alveolar, se refiere a la cavidad ósea que queda; esta puede ser única o estar subdividida por septos óseos interradiculares, si la pieza dental extraída es respectivamente mono o multirradicular.
Las causas que originan la alveolitis se desconocen en gran medida. Se cree que se produce cuando el proceso de coagulación en el lugar de la extracción del diente no se desarrolla correctamente, o cuando el coágulo se disuelve antes de que la herida haya cicatrizado, quizá debido a una contaminación bacteriana o a un traumatismo.
Tras la cirugía de extracción, se desencadena un proceso de coagulación, como en cualquier herida, con la función de proteger las estructuras subyacentes, huesos, terminaciones nerviosas, entre otras. Si algo en esta fase no ocurre de la forma prevista, los tejidos quedan expuestos a la acumulación de restos de alimentos, a los microorganismos bucales y a otros materiales, el tejido se inflama y aparecen los síntomas de la alveolitis.
Esta afección es la complicación más común de las extracciones dentales. Se han identificado varios factores que contribuyen a su desarrollo:
Los síntomas de la alveolitis suelen aparecer a los pocos días de la extracción de una pieza dental, tras la pérdida parcial o total del coágulo.
El dolor es intenso y persistente, especialmente por la noche; si inicialmente está localizado, tiende a irradiarse hacia el oído, la sien por donde pasa el nervio trigémino, el ojo y el cuello.
A veces la cavidad alveolar está hueca y seca, de ahí el nombre de alveolitis seca, con el hueso claramente visible. Las zonas circundantes estarán enrojecidas e hinchadas o edematosas.
Asociado a esto, el paciente también puede quejarse de halitosis y de una sensación desagradable en la boca.
Aunque en menos casos, también pueden desarrollarse fiebre y linfadenopatía laterocervical, es decir, un aumento de los ganglios linfáticos locorregionales.
La alveolitis no es una afección especialmente grave, pero es bastante molesta para quienes la padecen y la exposición de la cavidad retrasa la curación.
Para obtener una orientación específica sobre el tratamiento de la alveolitis y permitir la mejor curación posible, es recomendable consultar al dentista. Dado que se desconocen los factores causales exactos de la enfermedad, actualmente no existe una terapia etiológica específica. Por lo tanto, el tratamiento es sintomático y está dirigido sobre todo al control del dolor y a una mejor reanudación de los procesos de reparación y curación.
Dependiendo del caso clínico concreto, las estrategias para reducir los síntomas de esta afección son diferentes y pueden implicar el uso diario de antisépticos (por ejemplo, colutorios o geles de clorhexidina al 0,2%) y analgésicos (por ejemplo, ibuprofeno). Estos medicamentos de aplicación tópica se pueden utilizar en combinación con antiinflamatorios y antibióticos que deben tomarse en las dosis y tiempos recomendados por el médico de cabecera o el dentista.
Al mismo tiempo, es aconsejable prestar especial atención a la higiene bucal diaria, utilizando un cepillo de dientes de cerdas suaves.
El lavado con suero fisiológico permite el saneamiento de los residuos alimenticios y de los cuerpos extraños. El dolor asociado a la alveolitis remite rápidamente tras la aplicación tópica de eugenol (esencia derivada del clavo con acción analgésica) u óxido de zinc, que deben utilizarse solo tras recomendación del dentista.
En los casos más graves, el dentista puede limpiar el alveolo dental (legrado, lavado y aplicación de un apósito analgésico intralveolar) o, en raras ocasiones, proceder a la ablación de un fragmento de hueso implicado en el proceso patológico.
Dado que la alveolitis dental parece ser la complicación posoperatoria más común después de una extracción, si se aplican el las siguientes recomendaciones disminuirá el riesgo de su aparición:
Aunque son sencillos en esencia, son pasos que pueden marcar la diferencia y reducir drásticamente el riesgo de desarrollar alveolitis dental, una afección poco frecuente y no grave que puede resolverse, si se trata correctamente, en un plazo de entre unos días y unas semanas.
Las causas exactas de la alveolitis dental aún se desconocen. Pero se han identificado una serie de factores que pueden favorecer su aparición, entre ellos: el tabaquismo, las infecciones, el aumento de la fibrinolisis del coágulo intraalveolar, los traumatismos quirúrgicos y las terapias farmacológicas en curso.
No es posible determinar la duración de una alveolitis y la curación puede variar de una persona a otra. Un dentista experimentado realizará una limpieza de la cavidad o un legrado. Después, hay que esperar una o dos semanas para que se forme un nuevo coágulo.
Si se sospecha de una alveolitis dental, siempre es conveniente consultar al dentista o al médico de familia. El diagnóstico se realiza mediante la inspección de la cavidad oral, es decir, por observación directa, durante la cual se puede detectar la lisis del coágulo alveolar.
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