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El bruxismo es una afección que consiste en hacer rechinar los dientes, frotando el maxilar superior contra el inferior o apretando los maxilares con cierta fuerza.
El bruxismo es un trastorno bastante común que depende de la contracción involuntaria de los músculos de la masticación. Se produce predominantemente por la noche y puede causar diversas molestias: desgaste de los dientes, dolor de mandíbula, dolor de cabeza.
Las personas que padecen bruxismo aprietan los dientes de forma involuntaria. No existe una causa específica para este movimiento de los músculos y la mandíbula, que se denomina, de hecho, parafunción.
El bruxismo en muchos casos produce afecciones en la dentadura, por lo que hay que contrarrestarlo con el uso de unos dispositivos especiales que se denominan protectores de mordida o férulas de descarga. El bruxismo puede ser a veces lo suficientemente ruidoso como para que sea la pareja la que primero se dé cuenta de la afección durante el sueño.
Es difícil indicar la causa del bruxismo. Los estudios científicos han indicado numerosos factores que a menudo pueden contribuir a este trastorno, como la ansiedad y el estrés, los problemas emocionales y psicológicos, las alteraciones del sueño, una mala alineación de los arcos dentales (maloclusión) y una respuesta muscular a una enfermedad neurodegenerativa. Cuando los niños rechinan los dientes, puede deberse a un intento de aliviar el dolor de oído o de muelas. El tabaquismo, el abuso de alcohol, de cafeína y el consumo de drogas también pueden provocar este fenómeno.
Aunque el bruxismo tiene síntomas muy claros, en realidad no es fácil de diagnosticar porque las personas que lo padecen a menudo no se dan cuenta. Una persona que está dormida no puede darse cuenta de que está rechinando los dientes y esto aumenta el riesgo de padecer daños irreversibles en los dientes y la mandíbula. A menudo, son las personas que duermen junto a alguien con bruxismo las que notan el problema, pero solo en los casos en que el rechinamiento es fuerte y molesto. En algunos casos, el trastorno solamente se percibe durante un examen dental, ya que el dentista puede detectar la abrasión de los dientes causada por el bruxismo.
Así pues, los principales síntomas del bruxismo pueden resumirse en la siguiente lista:
Además del dentista, para diagnosticar con precisión el bruxismo nocturno puede ser útil realizar un examen específico como la polisomnografía, que puede detectar todas las alteraciones del sueño. La electromiografía de los músculos de la masticación también puede utilizarse para realizar un diagnóstico bastante preciso de la enfermedad.
Dado que es de origen multifactorial, el tratamiento del bruxismo varía en cada individuo y va orientado a disminuir la sintomatología en los pacientes. Cada caso se trata de forma individual y, si es posible, es importante que varios especialistas, incluidos médicos expertos en trastornos del sueño, neurólogos y dentistas, evalúen la terapia que se va a adoptar. Y, en cualquier caso, el tratamiento nunca es completamente concluyente.
Normalmente, la primera intervención que se realiza es para salvaguardar la salud de los dientes y del sistema masticatorio. Para ello, se coloca una férula bucal protectora especial de resina transparente hecha a medida que, cuando se lleva durante el sueño, evita el contacto entre los dos arcos dentales al rechinar los dientes. Es esencial que el grosor de la férula sea el adecuado para evitar que se produzcan daños en la mandíbula y en la postura.
Si, por el contrario, el bruxismo está causado por una maloclusión o una malformación, suele ser necesario un tratamiento ortodóncico.
Dado que el bruxismo también está estrechamente relacionado con situaciones de ansiedad y estrés, prácticas como la meditación, el yoga, los masajes o los ejercicios de respiración pueden ser útiles para intentar solucionar el problema. En los casos en los que también está implicada la esfera emocional del paciente, se hace necesario consultar a un especialista como un psicólogo o psicoterapeuta.
En general, el tratamiento farmacológico no resulta especialmente eficaz para tratar el bruxismo, principalmente porque algunos fármacos tienen efectos secundarios que dificultan su uso prolongado.
Aunque el bruxismo se produce a veces a una edad temprana, se pueden tomar ciertas medidas para prevenir la aparición del trastorno o, al menos, aliviar sus síntomas. Los principales son:
El estrés es uno de los principales desencadenantes, por lo que puede ser crucial reducir el nivel de ansiedad y aprender a gestionarlo mediante técnicas de relajación, escuchando música clásica o practicando la meditación. La actividad física ligera y regular también ayuda a desestresarse y a liberar todas las tensiones acumuladas durante el día. Reducir el consumo de alcohol y de bebidas estimulantes, especialmente en las horas de la noche, puede favorecer un sueño más tranquilo y apacible. Para una buena higiene del sueño, puede ser útil dormir en un entorno tranquilo y confortable, sin luces brillantes, dispositivos electrónicos ni televisión.
Darse un baño caliente antes de ir a la cama, incluso para los niños, es sin duda una buena manera de favorecer un sueño tranquilo.
Por último, también es útil someterse a revisiones periódicas en el dentista, o a un examen polisomnográfico tanto para la detección del trastorno como para posibles problemas de maloclusión de los dientes.
El bruxismo diurno, al igual que el nocturno, puede depender de dos grandes categorías de factores: una de carácter fisiológico y otra de origen psicológico. Desde el punto de vista dental, este fenómeno puede depender de que los dos arcos dentales no estén perfectamente alineados o de que la mandíbula adopte posiciones incorrectas durante el día.
El bruxismo causado por el estrés continuará hasta que se elimine la fuente de molestias, tanto en niños como en adultos; el bruxismo infantil, que suele darse durante la adolescencia, tiende, sin embargo, a resolverse espontáneamente en la mayoría de los casos.
La mayoría de los casos de bruxismo se producen de forma inconsciente durante el sueño, a menudo debido al estrés o la ansiedad, pero el trastorno también puede producirse mientras se está despierto (bruxismo diurno), por ejemplo, cuando se está tenso o profundamente concentrado.
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